Bodegón
El bodegón domina la pared frente al ventanal. Manzanas, peras, naranjas y uvas turgentes simbolizan una abundancia casi insultante.
La casa vacía replica en sus paredes el sonido de mis tacos. Escondo mis manos en los bolsillos. No quiero tocar nada. Tampoco quiero que algo me toque.
La semipenumbra de las habitaciones alejadas del ventanal me hacen imaginar historias de tiempos inexistentes.
Aún no entiendo por qué he vuelto. Una pulsión oscura de autoflagelación.
Bajo el bodegón se está formando un pequeño charco.
Se derraman las lágrimas de las uvas.